La integración de una industria sólida empieza por la participación activa de todos los sectores involucrados.
Todos hablamos de moda, de las tendencias que aparecen en las revistas y de los atuendos que usan las celebridades. Sin embargo no nos detenemos a pensar en su trasfondo, ni mucho menos en su importancia, porque lo único que nos interesa es saber qué, cuándo y cómo vestirnos; pero la moda no es únicamente verse bien, sino todo un enorme sistema que se va llenando de significados.
Hablar de moda es un tema
más inclusivo de lo que
se piensa, porque a pesar
de no interesarse en ella,
todos de una u otra forma
estamos involucrados.
El mecanismo que permite la existencia de la moda nos involucra a todos, pues inicia con la etapa creativa en donde se diseña y produce, continúa con la etapa de venta que incluye oferta y distribución, para culminar con la etapa de compra. De esta manera se construye un sistema integral en donde coexisten producción, canales de distribución, publicidad, apoyo financiero y soporte administrativo, entre otros, unidos con el único propósito de afianzar la industria y generar riqueza en sentido amplio para el país.
La moda es un enorme sistema que difícilmente podría desarrollarse de manera aislada, pues requiere la participación de proveedores, diseñadores y marcas, plataformas, organizaciones y el público consumidor, que en conjunto permiten su funcionamiento.
Nuestro país es una enorme nación llena de cultura, gente talentosa e innumerables recursos naturales.
Contamos con todo lo necesario para desarrollar una industria de la moda, que por supuesto no es del todo inexistente porque ya hay diseñadores y marcas, lo que falta es trabajar en la integración de todos los involucrados y fortalecer sus relaciones, para consolidar con ello una industria de peso en la economía del país.
Somos una iniciativa que no compite con ninguna otra plataforma, marca o evento de moda, sino que busca ser un punto donde converjan todos los elementos que protagonizan la industria de la moda nacional, propiciando así participación para consolidarla.
Aún falta mucho para consolidar una industria de la moda nacional, más con la participación de todos los sectores involucrados puede ser una realidad.
“Todas las personas consumimos moda pero no la creada por mexicanos.”
Danaé, 2014
Si bien es cierto que nuestra industria enfrenta grandes retos, son dos los más importantes: la integración de sus protagonistas y el incremento de los niveles de consumo interno, que de resolverse iniciarán una reacción en cadena que paulatinamente corregirá las deficiencias del sistema.
La industria no es fuerte
porque los vínculos entre
producción, distribución e
inversión son inexistentes.
Pocos de los consumidores de moda en el país adquirimos creaciones de diseñadores nacionales, ya sea por malinchismo, desconocimiento o escasez de puntos de distribución, pero la solidificación de la industria debe iniciar con la valoración y reconocimiento de nosotros mismos como mexicanos.
Actualmente la moda nacional atraviesa por una fase de reconversión en diversas zonas del país, por lo cual tiene grandes posibilidades de desarrollar un considerable número de negocios, además se pronostica que será un de las industrias de mayor crecimiento en los próximos cinco años.
Nuestros orígenes nacionales ya no son puramente nativos, tampoco son del todo europeos, sino el resultado de una mezcla de razas y culturas, por lo que el lenguaje de las pasarelas ya no habla sólo de gamas cromáticas estridentes, bordados o motivos orgánicos, sino que los mezcla con nuevas fibras y cortes inspirados tanto en aquel huipil autóctono como en las prendas que desfilan durante la semana de la moda en París y Nueva York, dando lugar así a colecciones polifacéticas, diversas y multiculturales.
El gusto por prendas, tiendas y diseñadores extranjeros podría considerarse como malinchista, mas es imposible alejarnos totalmente de sus influencias porque el desarrollo de nuestra cultura siempre ha estado ligado a éstas. Así que en lugar de negar nuestros orígenes, debemos buscar equilibrarlos con otras culturas, basándonos siempre en el enorgullecimiento de lo nuestro.
El mundo de la moda actual aunado a la globalización genera nuevos retos para los nuevos diseñadores, quienes se aventuran en la creación de una identidad propia, que es mexicana por el hecho de producirse en el país, pero se aleja de los elementos típicos o tradicionales para competir a nivel global.
La Internet representó un cambio radical en la moda como negocio y como cultura, ya que permite un acceso globalizado y no distingue la participación, sin importar si somos consumidores o protagonistas de la industria.
Los sitios web y las redes sociales son indispensables para la comunicación, pues representan múltiples ventajas que atienden nuestros intereses, sin importar si queremos conocer acerca del mundo de la moda o presentarnos ante clientes y otros interesados.
Los consumidores nacionales hemos evolucionado de un interés superficial y pasajero por la moda a un verdadero conocimiento en su fenómeno global, además tenemos una indiscutible debilidad por las marcas de renombre internacional, mas no significa que nuestras necesidades sean exactamente las mismas que las de los mercados europeos, asiáticos o estadounidenses.
Las marcas extranjeras establecidas en nuestro país están desplazando a los diseñadores nacionales, por lo cual se requiere de nuevas estrategias que permitan posicionarse como proveedores del mercado interno, además de mejoras considerables en las cadenas de suministro y en materia de competitividad, puesto que no se descarta la existencia de productos mexicanos de alta calidad, ni que existan opciones de origen nacional, pero si se enfatiza en que la fuerza de su marca y presencia se minimiza frente a las firmas extranjeras.
Actualmente el prototipo no esta
disponible para versiones móviles.
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